De vez en cuando muy necesarias, pero estructuralmente tan complejas.

Existe un patrón común en todas las personas, y no es en si mentir... sino en las razones para mentir. Aún cuando existen varias excusas, todas se basan en algo circunstancial: inseguridad.

Mentimos por nosotros, por otros, por ideales, por acciones, por objetos, por situaciones, pero siempre mentiras guiadas por inseguridad, inseguridad de aceptar ciertas realidades. Así que nos resulta más fácil mentir que armarnos de fuerzas y abrir nuestras mentes para aceptar cambios necesarios que se vienen queramos o no.

Se acumulan las mentiras, como piezas de lego una sobre la otra, encajando perfectamente y pareciendo ser lo suficientemente fuertes como para no caer; pero no se ha calculado aún la duración del efecto de dichas mentiras. Eventualmente caen, y somos expuestos a afrontar situaciones que pensamos estaban bien ocultas, elevadas en esas piezas tan falsas. Nuestro ambiente de pronto parece cambiar y es momento de afrontar nuestra realidad.

Pero mientras, seguimos acumulando mentiras pequeñas o más grandes... Mentiras que nos ayudan a seguir la corriente mientras arrastramos sin saber una carga de verdades, que en cierto punto del camino se cansarán de ir como equipaje, y querrán ser manifestadas. Porque somos capaces de creernos ese bienestar sólo porque nuestro inconsciente conoce las consecuencias de traer al frente esas mentiras.

Mentimos y hacemos de esas mentiras realidades diarias, que parecen convertirse en parte de nuestro entorno. Tanto es el tiempo que podemos pasar con esa mentira sobre nuestro costado que se ve distorcionada nuestra realidad, tanto así es el poder que se puede llegar a tener cuando simplemente nos negamos a aceptar algo. Nos mentimos y nos tragamos nuestras mentiras.

Asi que, aún cuando se este limitando más el espacio para respirar al acumular o agrandar tanto ciertas mentiras, se mantiene la realidad lo suficientemente falsa como para disfrutar de esas estructuras, porque si se decide destapar ciertas mentiras, esa realidad cambiaría por completo, y algunos simplemente no están listos para verse reflejados en sus propias verdades.