Se acumulan de formas organizadas o no, algunas veces llevan cierto tipo de clasificación y es increíble lo mucho que nuestra personalidad se refleja en esa visión de objetos acumulados. Variedades de intereses y gustos bordean dicha materia involucrando esencias tan propias.
Colecciones que se mantienen y se aman, se protegen contra cualquier mal y se llevan gran parte de nuestras energías. Porque ponemos nuestra alma en darle vida a esos objetos que coleccionamos. Un sentido de pertenencia y expresión interna sobre lo que nos dice nuestra colección... Porque nos habla, nos canta, nos hace saber que también nos siente.
Y es que el mirar y observar algo propio, algo que mantenemos genera cierto estímulo interno, una sensación invisible pero energizante... admiramos aquello que logramos incluir a nuestras diferentes casillas. Agregamos, admiramos, sentimos... Porque las colecciones están destinadas a expandirse, expando esta materia, esta idea y esta propuesta.
Colecciono objetos, pensamientos y momentos, organizados por una variable mente que sólo conoce de niveles inferiores de razones o entendimientos... Vengo a admirar mi colección, aquello y aquellos que forman parte de tal espacio físico, en esta dimensión de colores que adoro no comprender.
Sin saber exactamente las razones, expando esta costumbre de acumular sensaciones porque la verdad es que le encuentro sentido al debatirme entre mis adicciones y mis verdades.
No hay modo, no hay punto exacto.
te doy todo, y siempre guardo algo.
si estás oculta cómo sabré quién eres.
me amas a oscuras, duermes envuelta en redes.
Signos, mi parte insegura.
bajo una luna hostil, signos.
Mar de fondo, no caeré en la trampa.
llámame pronto, acertijos bajo el agua.
si algo cedes, calmaré tu histeria.
con los dientes rasgaré tus medias.
Signos... uniendo fisuras,
figuras sin definir, signos...
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